El dolor me hace apreciar
lo hermosa que es la vida
en equilibrio vivida.
Él es el farolito rojo,
él es el indicador
de que hay algo que no hago
de acuerdo con mi interior.
El sabio dolor me dice:
hasta aquí puedes llegar.
Oye el templo de tu cuerpo,
atiende a su llamada ¡YA!
Traer la balanza al centro...
Al equilibrio tu SER.
El descanso y la vigilia
se alternan en perfección.
Como la noche y el día
quiere tu cuerpo ser,
sin olvidar que su ritmo
tiene un punto de inflexión.
El día que lo olvidamos,
entra en escena el DOLOR,
para retomar la senda
en Divina Conexión.
Hoy es mi cuerpo el que habla,
el que me hace una señal
Me dice: ¿Qué hay si me amas,
cada día un poco más?
Al fin, soy quien te acompaña,
quien te ayuda a disfrutar
la hermosura de la vida,
sus caminos por andar.
Mima el dolor en tus días,
él te ayuda a despertar
de ese profundo letargo,
y así puedes apreciar
la belleza que te aporta
tener limpio el corazón,
clara y abierta la mente
para poder conducir
al vehículo del cuerpo,
a su pleno potencial.